22 agosto 2009
La primera mañana en Los Alpes, nos invitaba a desafiar al cansancio.
Alcanzar la niebla, pugnar con el viento, irradiarse de luz, sentir el silencio, la desnudez del aire… cosas evidentes que nos pasan inadvertidas.
Es el día y la noche lo que nos transita, nos recorre en sus paisajes prendiéndonos de llamas los contornos y el aliento.
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JM
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