lunes, 14 de septiembre de 2009

Del brillante blancor alpino a la subdesértica arcilla de Almería.



Ayer, nuevamente, los caminos ofrecieron sus cauces a nuestros pasos. Los ocres
traspasaban los ojos con la agudeza de unas obstinadas sendas que nos mostraban
la cara y cruz de las verdades: Del brillante blancor alpino a la subdesértica
arcilla de Almería.
Nuestra patria en su albor acogió con esmero las desganas y
afanes. La renuncia y la entrega. Y en su luz inundó las horas de franqueza y
bondad.
Nada podría detener la acogida. Las fuerzas pertenecen a la tierra que
sostiene nuestra certeza. Nada es apariencia. Los cuerpos sienten cómo la
energía se funde y complementa formando parte el uno del otro. Compartiendo
dinámicas exactas, paralelas emociones, inquietudes que danzan en pos de nuevos
empeños.
Confieso que no consiguió la lluvia aplacar la fiesta, su caricia
impregnó el suelo y levantó algunos sueños
.


Jm


Imágenes cortesía de Pilar González. http://www.enlabuhardilla.com/


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