domingo, 30 de agosto de 2009

Amanecer en los Alpes. L’Aiguille du Midi





23 agosto 2009


La primera mañana en Los Alpes, nos invitaba a desafiar al cansancio. La noche había sido templada en la tranquila localidad de Les Houches, población de poco más de 3.000 habitantes a 1.000 de altitud, perteneciente a la Alta Saboya y distante con Chamonix-Mont-Blanc unos 8,7 km (11 min).

Isabelle, la persona responsable de atender a los 10 inquilinos de Villa Abajo, entre los que me encontraba, nos entregó unas tarjetas con las cuales podíamos hacer uso gratuito del transporte urbano, utilísimas tarjetas que utilizamos en bastantes ocasiones.

Cada amanecer en Les Houches era un nuevo hallazgo que justificaba por sí mismo el cansancio y el esfuerzo de cada día. Alcanzar la niebla, pugnar con el viento, irradiarse de luz, sentir el silencio, la desnudez del aire, la lluvia que sorpresivamente arrancó con fuerza en dos ocasiones, el cielo prieto y oscuro denso de estrellas; cosas evidentes que nos pasan inadvertidas en la inercia donde habitualmente nos desenvolvemos.

Fue también Isabelle quien nos llevó en varias y meteóricas carreras a bordo de una pequeña furgoneta hasta Chamonix. Los primeros llegamos a las 09:00 a la estación donde se cogen los telecabinas, poco a poco fueron llegando el resto de expedicionarios. Tras adquirir suficientes tarjetas MultiPass, sobre las 12:00 fuimos izados por el teleférico más famoso del mundo hasta la cota más alta de les Aiguilles de Chamonix: L’Aiguille du Midi que desde sus 3.842 metros de altitud nos permite admirar panorámicas de las principales cumbres de Francia, Suiza e Italia.
Sobre las 14:00 emprendimos caminando a buen ritmo el regreso por un hermoso sendero salpicado de estrechas corrientes de agua hasta la estación ubicada en Montenvers, en las faldas mismas del glaciar La Mar de Glace donde sobre las 17:30 tomamos el tren cremallera que nos llevaría de regreso a Chamonix y desde allí con la tarjeta gratuita de transporte urbano facilitada por la amable Isabelle regresamos a Les Houches, donde algunos pudimos relajarnos en la templada piscina de Villa Abajo.

En Villa Enmedio se estaba preparando una enorme barbacoa para culminar este primer día de actividad alpina.

Sobre las 23:00 muchos empezaron las copas, algunos nos fuimos a dormir, no sin antes dejarnos envolver, con la respiración contenida, por el mágico atractivo del lugar. Las estrellas llevaban rato adornando el cielo. Es el día y la noche lo que nos transita, nos recorre en sus paisajes prendiéndonos de llamas los contornos y el aliento.

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