martes, 1 de septiembre de 2009

Derrotados por la abundancia

















25 agosto 2009



La madrugada nos ofreció relámpagos y algunos truenos. Os puedo asegurar que siempre es relajante para el alma y las pestañas oír la lluvia, sentir el ritmo y la fuerza de las gotas de agua al empapar el suelo y los tejados, pero sentirlo allí mismo, en el corazón de Los Alpes, fue especialmente energizante y alentador.

Así y todo hicimos una salida breve, en un tren de cercanías visitamos localidades próximas a Les Houches empleando el resto del día al consabido Shopping por el centro de Chamonix. Por la noche también en Chamonix, con la lluvia nuevamente envolviéndonos en delgada lámina de agua, nos dirigimos a uno de los restaurantes del centro de la ciudad. Nada fácil encontrar mesa, sin reserva previa, para unos veinte comensales dispuestos a probar todas las fondues que de carne, queso o chocolate se nos pusieran por delante. Derrotados por la abundancia, no fuimos tampoco capaces de acabar con las raclettes de queso que se pusieron en las mesas, aunque ciertamente algunos nos pusimos hasta las cejas.



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